El compromiso ya estaba hecho. La palabra ya estaba dada. Se trataba
de despertar temprano. No podía dejar que el sueño saliera ganando. Y
cumplí. A las ocho y treinta de la mañana ya estaba de pie. La cita
era con el grupo de vecinos para terminar de afinar los detalles del
altar que engalanaría el centro de nuestro pasillo para honrar a José
Gregorio Hernández.
En realidad no fuimos los únicos, mis vecinos y yo quienes estuvimos
pendiente del reloj para estar a tiempo esta mañana, en el tan
esperado evento. Fueron todos los venezolanos que este viernes 30 de
abril, despertaron con el alba emocionados y con el propósito de
celebrar y seguir la ceremonia de Beatificación de su médico
preferido, el doctor José Gregorio Hernández.
Apenas terminé mi desayuno, o medio desayunar. Ya las palmeras
rodeaban la mesa con las figuras del Siervo de Dios. La bandera
nacional, la campana, el agua bendita, los ángeles custodios, las
flores variopintas y la vela encendida como el ánimo de los presentes
indicaba que todo estaba listo. Tanto en nuestro lugar de residencia.
Como en cada hogar. En las plazas públicas y desde la sede principal
donde se transmitiría en vivo y directo.
#CEREMONIA EUCARÍSTICA
Como estaba pautado a las 10 de la mañana, desde el Colegio La Salle,
en Caracas, donde José Gregorio Hernández realizó su ministerio de
servicio hasta el día de su muerte. Inició la anhelada ceremonia de
beatificación. Por el cardenal Baltazar Porras, quien emocionado hasta
las lágrimas expresó: "Hoy repican las campanas del corazón, antes que
de los templos y capillas porque la fe se lleva primero en el alma".
Si lo sabrán los devotos del médico de los pobres que han esperado 72
años por este momento.
En junio de 2020 el Papa Francisco elevó a beato, un paso antes de la
santidad, a Hernández, un proceso que ahora se completa con la
ceremonia que encabezó el nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano y
los más altos representantes de la Iglesia católica de Venezuela.
En la breve misiva del papa leída por Giordano, Francisco recordó que
la beatificación se produce "acogiendo la solicitud" del cardenal
venezolano Baltazar Porras y de los fieles venezolanos.
Cerca de las 10:40 am. Las palabras que los venezolanos deseaban
escuchar sobre José Gregorio Hernández las pronunció, finalmente, el
nuncio Aldo Giordano: "De ahora en adelante, sea llamado beato y que
sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas
por el derecho el 26 de octubre" dijo Giordano nada más terminar la
lectura del documento que confirmó la beatificación, aprobada por el
papa Francisco.
Las palabras del nuncio fueron loadas y aplaudidas por los asistentes,
quienes gritaron al unísono: "¡Viva José Gregorio! ¡José Gregorio es
nuestro!".
De inmediato a un lateral de la capilla, se desplegó la cortina azul
que dejaba al descubierto la imagen del nuevo beato venezolano. Una
obra en mosaico del artista Luis Enrique Montoya.
#PRIMER MILAGRO
La beatificación se llevó a cabo después de que el papa Francisco
reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega,
quien recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se
encontraba con su padre y a quien los médicos que la atendieron habían
desahuciado.
El suceso ocurrió en marzo de 2017, en el estado central de Guárico, y
la pequeña tenía 10 años. Después de que los médicos que la atendieron
dijeran a sus padres que la niña iba a fallecer, su madre rezó a José
Gregorio para su cura, razón por la que, según la versión de sus
familiares, avalada por al papa, se salvó.
#CUARTO BEATO Y PRIMER LAICO
Jose Gregorio Hernández, se convierte asi en el cuarto beato
venezolano. Y primer laico. Nació en el estado andino de Trujillo en
1864 y fue reconocido por sus obras de visitas a los enfermos en
Caracas durante la gripe española, una de las últimas grandes
pandemias del mundo. Murió en 1919 al ser atropellado en una zona de
la capital.
Monseñor Aldo Giordano también reconoció que el hasta hoy siervo de
Dios José Gregorio Hernández fue un "fiel laico, experto en la ciencia
y excelente en la fe", que socorrió a los enfermos, en cuyo rostro
reconoció al Señor.
de despertar temprano. No podía dejar que el sueño saliera ganando. Y
cumplí. A las ocho y treinta de la mañana ya estaba de pie. La cita
era con el grupo de vecinos para terminar de afinar los detalles del
altar que engalanaría el centro de nuestro pasillo para honrar a José
Gregorio Hernández.
En realidad no fuimos los únicos, mis vecinos y yo quienes estuvimos
pendiente del reloj para estar a tiempo esta mañana, en el tan
esperado evento. Fueron todos los venezolanos que este viernes 30 de
abril, despertaron con el alba emocionados y con el propósito de
celebrar y seguir la ceremonia de Beatificación de su médico
preferido, el doctor José Gregorio Hernández.
Apenas terminé mi desayuno, o medio desayunar. Ya las palmeras
rodeaban la mesa con las figuras del Siervo de Dios. La bandera
nacional, la campana, el agua bendita, los ángeles custodios, las
flores variopintas y la vela encendida como el ánimo de los presentes
indicaba que todo estaba listo. Tanto en nuestro lugar de residencia.
Como en cada hogar. En las plazas públicas y desde la sede principal
donde se transmitiría en vivo y directo.
#CEREMONIA EUCARÍSTICA
Como estaba pautado a las 10 de la mañana, desde el Colegio La Salle,
en Caracas, donde José Gregorio Hernández realizó su ministerio de
servicio hasta el día de su muerte. Inició la anhelada ceremonia de
beatificación. Por el cardenal Baltazar Porras, quien emocionado hasta
las lágrimas expresó: "Hoy repican las campanas del corazón, antes que
de los templos y capillas porque la fe se lleva primero en el alma".
Si lo sabrán los devotos del médico de los pobres que han esperado 72
años por este momento.
En junio de 2020 el Papa Francisco elevó a beato, un paso antes de la
santidad, a Hernández, un proceso que ahora se completa con la
ceremonia que encabezó el nuncio apostólico, monseñor Aldo Giordano y
los más altos representantes de la Iglesia católica de Venezuela.
En la breve misiva del papa leída por Giordano, Francisco recordó que
la beatificación se produce "acogiendo la solicitud" del cardenal
venezolano Baltazar Porras y de los fieles venezolanos.
Cerca de las 10:40 am. Las palabras que los venezolanos deseaban
escuchar sobre José Gregorio Hernández las pronunció, finalmente, el
nuncio Aldo Giordano: "De ahora en adelante, sea llamado beato y que
sea celebrado cada año en los lugares y según las reglas establecidas
por el derecho el 26 de octubre" dijo Giordano nada más terminar la
lectura del documento que confirmó la beatificación, aprobada por el
papa Francisco.
Las palabras del nuncio fueron loadas y aplaudidas por los asistentes,
quienes gritaron al unísono: "¡Viva José Gregorio! ¡José Gregorio es
nuestro!".
De inmediato a un lateral de la capilla, se desplegó la cortina azul
que dejaba al descubierto la imagen del nuevo beato venezolano. Una
obra en mosaico del artista Luis Enrique Montoya.
#PRIMER MILAGRO
La beatificación se llevó a cabo después de que el papa Francisco
reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega,
quien recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se
encontraba con su padre y a quien los médicos que la atendieron habían
desahuciado.
El suceso ocurrió en marzo de 2017, en el estado central de Guárico, y
la pequeña tenía 10 años. Después de que los médicos que la atendieron
dijeran a sus padres que la niña iba a fallecer, su madre rezó a José
Gregorio para su cura, razón por la que, según la versión de sus
familiares, avalada por al papa, se salvó.
#CUARTO BEATO Y PRIMER LAICO
Jose Gregorio Hernández, se convierte asi en el cuarto beato
venezolano. Y primer laico. Nació en el estado andino de Trujillo en
1864 y fue reconocido por sus obras de visitas a los enfermos en
Caracas durante la gripe española, una de las últimas grandes
pandemias del mundo. Murió en 1919 al ser atropellado en una zona de
la capital.
Monseñor Aldo Giordano también reconoció que el hasta hoy siervo de
Dios José Gregorio Hernández fue un "fiel laico, experto en la ciencia
y excelente en la fe", que socorrió a los enfermos, en cuyo rostro
reconoció al Señor.
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