#Perfil | A dos años de la partida de Jacinto Convit se recuerda su gran logro

                 
                   jacinto convit
                                                                           Cortesía: Google


 Diario Panorama


El celeste puro que Jacinto Convit García llevaba en sus ojos, desde la mañana de ayer se confunde con el azul infinito del firmamento, y mira con gozo a una corte de ángeles, salvados de los infiernos de la lepra. Su par de ojos azules, hurgadores de bacterias causantes de enfermedades tropicales, lo llevaron a ser un venezolano célebre en el mundo por la creación de la vacuna contra la lepra y la leishmaniasis, pero su obra es aún mayor: Es el artífice de la creación de 23 unidades sanitarias en el país, a finales de la década de los 40, más 21 laboratorios para solucionar los problemas del país en materia de salud pública, entre ellos, el Instituto de Biomedicina.


Entre los muchos reconocimientos que obtuvo por su labor ganó el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1987 y una nominación para el premio Nobel de Medicina en 1988.

La noticia del vuelo del “ángel de los leprosos” fue dada a las 10:00 am del 12 de mayo del 2014, por su nieta Ana Federica Convit, secretaria general de la Fundación Jacinto Convit, instancia encargada de difundir su obra.

En el comunicado detallaba que los actos velatorios y funerarios serán en el Cementerio del Este a partir del 13 de mayo, a las 2:30 pm. Allí sus familiares se reunieron para despedir a un genio de la medicina venezolana que más que en la ciencia, creyó en el amor como verdadera vacuna contra el odio.

“Cada vez que nos lancen una piedra, debemos devolverles una rosa, porque el amor es el único antídoto del odio”, decía el científico cuya mejor vacuna fue el amor a sus pacientes, desde que fue estudiantes de medicina en la Universidad Central de Venezuela, hasta sus últimos días, con un siglo de vida.

Fue para el año 1932, como estudiante, cuando visitó la Leprosería de Cabo Blanco, en Maiquetía estado Vargas, donde ante la presencia de miles de pacientes llagados y mutilados por una enfermedad bíblica, decidió trabajar por la salvación de sus vidas.

“Fue una visión profundamente dolorosa. Era un grupo muy grande de pacientes, cerca de 100 mil. No tenían tratamiento y estaban execrados, rechazados por una sociedad profundamente egoísta, incapaz de entender el dolor humano. Eran aislados a la fuerza. Era lo que se llamaba aislamiento compulsorio, donde el paciente e inclusive los familiares sufrían la presión de las autoridades sanitarias. Entonces, en esa oportunidad sentí un gran deseo por trabajar con esa gente, de ver qué se podía hacer por ellos y me decidí a a trabajar en los aspectos médicos de esa enfermedad”, contó el médico venezolano a PANORAMA en junio de 2012.


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Comentarios

  1. Hola, tengo varios blogs y por falta de tiempo ahora estoy buscando redactores en Venezuela para ellos.
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    Solamente tienes que tener buena ortografía, y seriedad.

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    Gracias.

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